lunes, 24 de diciembre de 2007

"por alto que esté el cielo en el mundo..."


En el camino de la austeridad por deseo, la falta de expresión sublime, se reemplaza por una invitación sutil a recrear una y otra vez la imaginación, ciertamente un proceso que se desencadena por la necesidad de un nuevo reto. La búsqueda de lo completo en cada vez menos, o simplemente emular la ausencia en cada una de las cosas que tenemos, llenas en su totalidad de toda la carga de nuestra pasión…

… dedicado para ti, por ti y en ti amor mío, con todo mi respeto y admiración a una persona tan especial como tú lo has llegado a ser para mi. Pensando y recordándote, haciéndome sacar lo que mejor pude en unas líneas. Te dije lo que pensaba Everything but the girl en Before today, la canción que desde que recuerdo que existe, me recuerda a Cherry Lips con Bryan Adams, y lo que dice Talk Show Host, pero mil veces más intenso… recordando que aunque haya sido lo último que compartimos y nos fuimos, quedará algo muy grabado en nosotros dando señal de que nunca será suficiente rezagar los paradigmas de alguien más, respecto a la vida y al amor, siendo esto un llamado y un hasta vernos pronto.

“La luna en el cielo lentamente se pierde en el azul del firmamento y llega con la aurora el nuevo día… Si es grande y doloroso el sufrimiento, sabiendo que estás en la lejanía; más grande es, sin embargo, mi alegría, si pienso que, al amarte eternamente, estará tu alma siempre cerca de la mía, y juntos en el reino de la fantasía, unidos en un mundo de ilusión, por siempre, para siempre, vida mía, vivirás dentro de mi corazón”.

Con la misma ilusión y cada vez con más esperanza, sigo buscando a la persona que entienda que no tengo tiempo para ella y que aún así quiera salir conmigo…

...con la misma ilusión y cada vez con más esperanza, sigo buscando a la persona que entienda...

...con la misma ilusión y cada vez con más esperanza, espero no seguir buscando...

A 14 años del funeral de Kurt Cobain


A 14 años del funeral de Kurt Cobain
por Alejandro Cerda Rueda

El pasado 18 de Noviembre de este año se cumplieron diez años del MTV Unplugged de Nirvana. Diez años desde que Kurt Cobain se despidió de la escena musical, de su público. Diez años que siguen sonando en el alma de toda una generación.
Kurt Cobain, Krist Novoselic, Dave Grohl y Pat Smear llegaron a su cita con MTV Unplugged para dar un performance jamás visto. ¿Quién podría creer que Nirvana, íconos y demonios del grunge, se desconectaran de sus sonidos rugientes y alternativos optando por lo acústico? Así fue, todos estaban ante la expectativa.
Aquel 18 de Noviembre de 1993 fue una noche muy fría en Nueva York, los fans se enfilaban desde muy tempranas horas para obtener la entrada privilegiada al magno evento. Los ensayos previos al lanzamiento por televisión del unplugged habían estado llenos de destellos, fallas y humores; pero la pregunta todavía rondaba por los aires otoñales de una generación en espera: ¿podría Nirvana tocar en acústico?
Nirvana salió a la escena del rock en 1991. Desde entonces, ellos mismos propusieron, junto con un bagaje musical y cultural bastante amplio, una nueva manera de tocar la música. Sus conciertos, atiborrados de cientos de sedientos adolescentes llenos de acné angustiante, eran una prueba de ello. Había cientos de ventas y aplausos; pero el logro más espectacular que Nirvana ocasionó en la era musical de los 90’s fue revolucionar y salvar el rock. Sin embargo, el aplauso más aturdidor y trascendente durante aquella noche “desconectada” no fue el aplauso de un público presente o televidente sino el de una escopeta.
Los aplausos, tan evasivos para Kurt Cobain, se hicieron notar en el momento en que la banda entró al escenario. La gente esperaba, entusiasmada, oír sus grandes éxitos. ¿A qué sonaría Smells like teen spirit sin la distorsion de la Jag-Stang de Kurt Cobain? ¿Lithium? ¿Y qué tal sus nuevas canciones del In Utero? Nirvana salió y la voz de su líder se hizo notar: “Buenas noches, esta canción es de nuestro primer álbum, no muchos la conocen.” Era About a girl, una canción escrita por Kurt Cobain para su primera novia Wendy; composición sencilla y ligera al oído. A ésta le siguió Come as you are; ante dicha canción se escuchó un rugido de aplausos de los fans: ¡Qué manera de adaptar el grunge a lo acústico! ¿Cuál le seguiría? ¿Breed? No.
Jesús doesn’t want me for a sunbeam. ¿¡Qué!? Nadie conocía esta canción escrita por los Vaselines tomada de una composición religiosa. Además, lo insólito, Krist Novoselic dejó el bajo y empezó a tocar el acordeón. Típico de Nirvana; siempre sorprendiendo a los incrédulos del mainstream. Sucesivamente, le siguió otra sorpresa. Ahora, una composición de David Bowie, The man who sold the world. ¿Qué estaba pasando en ese entonces? No se sabía aun pero la música de Nirvana llevaba a la audiencia a otro nivel teniendo como líder a Kurt Cobain.
Kurt era un líder que se daba el lujo de estropear canciones o equivocarse y reírse de sus errores. Poseía ese toque humano de ser superestrella dotada de un genio imprescindible, podía verse al espejo y decir: “¡Ja!, eres una burla. No vales nada.” Nirvana fue humano y como todos nosotros cometieron errores. Durante la sesión del unplugged, la guitarra de Pat Smear estaba ligeramente desafinada mientras que Kurt únicamente sonreía. ¿Qué estaría pasando? Nirvana estaba pasando.
El público que pretendía sorprender a los artistas con aplausos y augurios, fue quien quedó sorprendido por los juglares que transmitían el grunge con sus acrobacias. Kurt Cobain estaba exponiendo su manera de ser; abría los secretos que guardaba dentro de su corazón iluminado por sombras enigmáticas. Y así es cómo las canciones fueron vivenciadas una por una. Un solo de Kurt Cobain, en el cual se equivocó en las letras, silenció a los espectadores. El auditorio observó hipnóticamente mientras la voz agraviante de Kurt Cobain cantaba la última estrofa de Pennyroyal tea. Algo pasaba en ese entonces, la audiencia lo desconocía y los camarógrafos también. Pero parecía que esa noche de Unplugged fue algo más que un simple concierto acústico; eso se convirtió en un rito. Dumb, Polly, On a plain, Something in the way (esta última recortada del Unplugged original pero incluida en el disco compacto) fueron veladas como ceremonia de algún ritual.
Y por fin... la sorpresa que todos habían esperado. Semanas antes se había rumorado que Nirvana iba a tener a unos invitados sorpresa. ¿Quién? ¿Quiénes? ¿Eddie Vedder de Pearl Jam? ¿Neil Young? ¿Courtney Love? Toda la audiencia esperó la entrada de los siniestros. Y con ustedes: ¡THE MEAT PUPPETS!
¿Qué? El auditorio quedó ofuscado nuevamente con la táctica de lo inesperado. ¿The Meat Puppets? Fuera de un sencillo que tuvo éxito en MTV, sus canciones únicamente eran escuchadas en el college radio o por fanáticos que desmeritaban el populismo musical, pero Kurt les debía mucho. Gracias a su música y a la de muchos otros artistas como The Vaselines, William Burroughs (escritor de la generación Beat), Velvet Underground, The Shocking Blue, The Knack, The Melvins, Sonic Youth, entre otros, es como Kurt Cobain llegó a formular la plasma del grunge. Gracias a los hermanos Kirkwood, que componían dos tercios de la banda, es que Cobain logró reinterpretar al rock moderno y definirlo bajo su propia etiqueta.
Cobain dejaba la guitarra y soltó la voz para interpretar 3 canciones de los Meat Puppets. Las canciones eran agradables. Después de esta interpretación nirvanesca, las ventas de los discos de The Meat Puppets subirían en un 10% al día siguiente.
El surgimiento de Nirvana en la escena musical no fue fortuito. Durante la década de los 80’s, la cultura underground, oculta detrás de las sombras del glam rock y el pop, emergía paulatinamente; hasta que a principios de los 90’s es que por fin salió a la luz pública con el movimiento de Seattle. Esta cultura emitió su propio sonido y su propia manera de ver al mundo. Curiosamente, de todas las bandas que salieron de este movimiento, Nirvana, además de los Smashing Pumpkins que salieron años más tarde, no provenía de Seattle. He ahí el estilo sencillo y original de Nirvana. Todo lo demás fue populismo comercial, bandas clonadas a la talla de Nirvana y otras maquiladoras que nunca lograron lo que Kurt Cobain y Nirvana emprendieron. Nirvana le dio una bofetada a la cara del rock.
Casi para finalizar el rito acústico, Nirvana tocó All apologies con magna fragilidad y sintonía desde el fondo del alma de Kurt. Esta entonación confirmaba el lugar de Kurt Cobain en la escena musical de los 90’s. A finales del siglo XX, Kurt Cobain se había transformado de ser una persona rebelde y líder de toda una generación X a ser el poeta del grunge. La canción acabó y las risas se hicieron notar ante los comentarios sarcásticos que proyectaba Kurt Cobain sobre la industria disquera; tras vestir una máscara de cómico andante, Cobain dio introducción a la siguiente canción. Todos esperaron, indudablemente, ya habían sido preparados para otra sorpresa. Quizás la sorpresa era que por fin iban a tocar un éxito del radio amigable. Tal vez era una canción inédita o la sorpresa radicaba en que ya era todo.
Where did you sleep last night?, cover de Led Bedley, jazzista de tiempo atrás, fue convocada en ese momento. Otra sorpresa a la Nirvana. La canción empezó y con ella un elenco de armónicos perfectos hacia el alma del escucha. Todo fue silencio ante el declive de la tonada, Kurt susurró algunas letras y la música disminuyó en tono. ¿Será el fin?, tal y como Jim Morrison alguna vez nos dijo: amigos, esto es el fin...
No. Kurt exhaló con toda el alma las últimas líricas; gritos que rompían con su silencio. Estos no eran gritos espantosos; eran gritos de dolor placentero y viceversa; gritos de los recuerdos que pasaban en unos segundos a través de los ojos cerrados de Kurt. Y de repente cesó... Cobain exaltó una mirada... tan sólo una mirada. Esa mirada que proyectaba las angustias, su dolor, su finalidad como artista con corazón roto, su devoción a la música y no al mainstream, su ansiedad, su fidelidad hacia su obra; su mirada que lo decía todo: he acabado. Los ojos de Kurt Cobain lloraron antes de volverlos a cerrar, acabó con la canción y se despidió del escenario.
La gente emitía una descarga catártica por medio de inmensos aplausos y chiflidos. La audiencia quería que tocara otra canción. El productor del programa se acercó a Kurt pero éste le respondió: “No puedo superar eso.” Una respuesta más que honesta por parte del poeta del grunge.
A 10 años del Unplugged de Nirvana en Nueva York todavía quedan interpretaciones por realizar. Kurt hizo de este evento más que un simple concierto “desconectado”. No fue únicamente por las líricas o por los atuendos, o por el escenario, o por las canciones, o por los invitados sorpresa, o por todo aquello que pudo movilizar dentro de nosotros con simples alaridos, quejidos y murmullos. Kurt Cobain hizo de este Unplugged algo más; hizo del concierto acústico su funeral. La velada en un escenario sombrío lleno de stargazer lillies que escenificaban su tumba anunciaban que Kurt Cobain se desconectaba; con las velas consumiendo la luz que poseía por dentro, así es como el cantante tuvo el último adiós con la gente que lo escuchaba. Su pasado, aturdido y proyectado en sus canciones, los errores, su talento, las fallas humanas y la mirada son lo que le dieron acceso al Olimpo musical. Esa mirada que lo anunciaba todo: he acabado; Nirvana ya no existe; yo ya no existo; gracias por acompañarme pero yo hasta aquí he llegado.
Abril 7, 1994. A casi cinco meses del concierto acústico de Nirvana en Nueva York, Kurt Cobain fue encontrado muerto en su casa en Seattle, Washington con un escopetazo en la cabeza: Kurt Cobain se había suicidado. Nirvana Unplugged in New York queda como una reliquia y como el último adiós de Kurt Cobain a sus fieles seguidores; aquel canto de luto en su funeral. Es mejor arder que extinguirse, escribió Kurt Cobain en su nota suicida. Es mejor arder que extinguirse...


*El autor quisiera agradecer la participación de Luis Rubí en la revisión del artículo

la siguiente cancíón se llama "amarillo"


La vida de cada persona es, o debería ser completamente diferente. El problema viene cuando entran en juego las cosas sobre las que uno no tiene control: el lugar donde nacemos, el ambiente que nos rodea, el momento histórico que nos toca vivir y las cosas implícitas en esa situación.
Tal vez se deba a los sistemas de alumbrado público que, por las noches hacen que todo se vea amarillo; posiblemente la culpa la tenga toda esa contaminación que nada deja ver, como el efecto ocasionado por el láser cuando se ejecutaba Clocks, y que poco a poco se encarga de estropear nuestros pulmones hasta lograr que alguien caiga muerto mientras camina tranquilamente por la acera. Quizá se lo debamos a aquel que tuvo la idea de utilizar exactamente la misma palabra para referirse a los luceros que cuelgan del cielo y a las celebridades que desfilan por los medios. No existe aún versión oficial del hecho, la cosa es que a las estrellas, esas que los enamorados prometen a su dulcinea, a cambio de su devoción exclusiva, y que también se utiliza para nombrar esa alegre canción cinco del Parachutes.
En un momento, un compositor aseguró que su grupo era más popular que Jesús, y para colmo, tiempo después, otro compatriota suyo declaró que el grupo que formó con su hermano era aún más popular que los dos juntos.
El ego es el principal enemigo de la sensibilidad, no solo sufriendo se puede crear música, la inspiración también se encuentra en los mejores momentos de la vida, sólo que es más fácil ser creativo cuando se sufre porque el ego ha sido destrozado.
La neblina se dispersa en el escenario así como en nuestro oído y encontramos que detrás de esa pseudo realidad, hay una voz que nos muestra el abismo…
… sordidez, belleza mística. Acordes que por su calidad se encuentran en un lugar privilegiado y difícil de catalogar, sólo puedo decir que Coldplay tiene simpleza en sus letras, brevedad en sus discos, y provocan la necesidad de los seres humanos de recordar con frecuencia la existencia de los sentimientos particulares de su especie, en que todos nos sentimos solos y en que desde hace miles de años, existen muchas personas que se enamoran como enfermas cuando alguien les habla de estrellas; de esas que los enamorados prometen a su dulcinea...
Siguen sus propias pautas y lo inesperado es lo común en este abismo de segregaciones alucinantes, algunas depresivas y otras señaladas por contrastes emotivos que finalmente caen en este cautivante lugar de un mundo sonoro.
El domingo 07 de septiembre de 2003, al igual que otras ocasiones cuya fecha exacta me resulta imposible ubicar, recordé que, de existir una sola palabra que correspondiese con absoluta fidelidad a cada una de las emociones humanas, el sentido de la caligrafía, la oratoria, la gramática, la ortografía, la lingüística, la repostería, la herrería, la alfarería, la cerámica, la agricultura, la sensualidad; la existencia entera se nos iría por el caño, porque entonces estaríamos completos.
Ese domingo 07, en el Palacio de los Deportes de la ciudad de México, se reunieron miles de espectadores, entre civiles ordinarios y celebridades del medio artístico y la cinematografía contemporánea, para escuchar, en punto de las 20:20, al cuarteto inglés autor de las obras Parachutes y A Rush of Blood to the Head. La presentación duró hora y media. Como ya es habitual en esta gira iniciaron su presentación con el tema que abre su segundo disco, y aquel momento fue el ideal para zurcir las notas y la voz con la melancolía, así como la euforia y el desgarre de la garganta al alucinarse en ese grito de “but give me love over, love over, love over this, and give me love over, love over, love over this” y su repetido zapateo y la conmovedora posición fetal que Martin adquiere al sentarse al piano; incluyeron algunas canciones de sencillos, como es el caso de See you soon.
Ejecutaron cada canción de manera sublime, coordinados, confiados, sonrientes, satisfechos, paseando Chris Martin por todo el escenario mientras los acompañaban 4 pantallas en blanco y negro y apoyados por un atinado juego de luces.
Aparecieron “Politik” y “Shiver”. Aparecieron “Trouble” y “The Scientist”. Aparecieron “Clocks”, “In My Place” y “Amsterdam” y la emotiva, eterna y sensacional “Everything´s not lost”. Aparecieron la sencillez y la globalifobia. Apareció el cantante solo con su guitarra para interpretar una canción de Blue Room y hacernos volar. Ejecutó “See you soon” y todos nos quedamos callados. Todos. Ely Guerra y Erick Rubin, los Tacubos y Aleks Syntek, los seres ordinarios y yo, que ese día (gracias a que no existe en castellano una palabra equivalente a esa avalancha sentimental que presencié el día de ayer sosteniendo en una mano el encendedor y en la otra un pañuelo desechable).
El día de ayer encontré el motor que le ha dado sentido al fin de semana más grande de mi vida; me he dedicado a buscar la combinación de palabras que sea capaz de describir correctamente ese sentimiento y no las he podido encontrar porque aún no logro asimilar todo lo que ocurrió ayer bajo la lluvia.
Gracias a coldplay, gracias a Amara y a su esposo por las llamadas y el enorme favor, gracias a Mariana por aceptar la invitación y por no poderla encontrar, gracias a Rodrigo por esa amistad incondicional de años que la veremos consumada en este mundo hasta que escribamos mutuamente nuestros epitafios, gracias a Victor, Héctor, Robert, Alex y a todos las demás personas que por alguna razón que debería ser importante, no menciono, a Erick por el soporte, a Norita a Italia (piolín) y a la princesa yaharana, a Ayari y Angie por aguantar la misma canción durante semanas y mi detestable humor, a la banda de jazz más grande, capaz de levantar el ánimo de una pobre alma en un viernes de lluvia en plaza Loreto, (muchas gracias Manolo, tus palabras las traigo muy presentes y puedes estar seguro que no hay que buscar demasiado para comprendernos espiritualmente), gracias al seminario por brindarme tardes de soledad en un campo acompañado del Mundo de Sofía y la autorreflexión, a Jesús de Urquiaga por su Colegio, a Jessica por estar siempre ahí y a la Mier y Pesado por la camaradería, al mejor grupo de Psicoanalítica del CIES (Giovanna, Gaby, Cynthia, Amara, Julio y al antes mencionado Alex) a Quintavo, Osciel y Lecs por su amistad y sus consejos, a Marina por hacer de una mirada un romance, a Yara por su sinceridad y amistad, a Karen por aguantar mi desesperación momentos antes del concierto, a Louis Armstrong por esa canción que hace la pareja perfecta con Don´t Panic, pero sobre todo gracias, muchas gracias a Radiohead por inspirar a bandas como esta y sobre todo esto, gracias a mi madre y familia por soportar mis berrinches, desplantes y todas las groserías que puedo llegar a hacer por salirme con la mía.